Comentario a: EDITORIAL: MAESTROS EN LA COLA
Yo opino que se debería formar una especie de "Centro Administrativo de Organizadores", por llamarlo de alguna forma, o, abreviando, CAOS, siglas que además definen con exactitud la realidad del concepto.
Una de las muchas posibles funciones del CAOS y que algunos torneos en España aplican individualmente es la "Lista negra", también por llamarla de alguna forma, ya que no pretendo que sea una lista de exclusión.
En esa lista aparecerían todos los titulados en un principio, con una determinada puntuación cada uno, en función del elo o en función de cualquier otro criterio a considerar.
La idea es ir puntuando no el juego, si no la profesionalidad de los jugadores. Si un titulado invitado y confirmado en un torneo no se presenta, se le bajará puntos en esa lista, que será como una guía para cuando un organizador quiera invitar a alguien o quiera informarse del historial "delictivo" de algún maestro en otros torneos (incluso se podría llegar a puntuar la presencia y el comportamiento).
Otra idea que me surge, aunque quizás sea para otro debate, es la de los "titulados gratis". Si yo fuera organizador y veo que un titulado va a jugar sin condiciones al torneo del vecino, ¿Por qué he de darle yo condiciones? Creo que eso tb se podía recoger en la "Lista", dándole peor puntuación a aquellos titulados que suelen jugar torneos sin condiciones.
Creo que la existencia de esa lista premiaría a los titulados más profesionales, con mejor presencia y mejor comportamiento. A aquellos que no poseen estas cualidades (que desgraciadamente hay bastantes en el mundo del ajedrez) les obligaría a mejorar en ese aspecto si quieren ser invitados a algún torneo , y creo que beneficiaría bastante a la imagen del ajedrez.
Saludos. Roi Reinaldo.
Estoy bastante de acuerdo con la propuesta de Roi Reinaldo, sobretodo en lo que sería el CAOS. Personalmente, no lo limitaría a una lista de jugadores titulados, sino que incluiría otras conductas antideportivas tales como no pagar la inscripción en torneos y retirarse en la segunda o tercera ronda, incomparecer sin previo aviso (esto quizá incumbe más a las federaciones respectivas, aunque el reglamento ya observa que se podría aplicar una sanción), presentarse en la primera jornada sin haberse inscrito o cualquier otra que se pueda dar.
Se ha llegado a dar el caso de jugadores que bajan elo a propósito con tal de jugar grupos B y aspirar a premio. Incluso me contaban de algunos que aprovechaban el por equipos para perder una buena parte del elo que ganaban en los torneos individuales y seguir jugando los B. Es difícil encontrar una práctica más sangrante y denunciable que ésta, aunque en tal caso correspondería actuar a sus compañeros de club.
Se entiende que algunas de las medidas para corregir estas disfunciones pueden parecer impopulares (por ejemplo, las sanciones de elo, que no evalúen las incomparecencias) pero redundarían finalmente en el bien del ajedrez.
Es interesante ver como estos días se genera un debate acerca de temas que perjudican la imagen del ajedrez. Las tablas sin lucha o los maestros en la cola son un buen ejemplo, y lo grande de este debate es que parte de los mismos jugadores, organizadores y, en definitiva, la base de este juego que tantos practicamos y amamos. A todos nos afecta y a todos corresponde aportar el grano de arena: organizadores de torneos, federativos, árbitros, monitores y jugadores.
Santi Mínguez