OPEN DE EVRY, CUANDO LA JUGADA MÁS DIFÍCIL ES LLEGAR

Por Marc Narciso.

El abierto de Evry, una pequeña localidad francesa, se disputó del 21 al 27 de Febrero del 2005. En lugar de hacer una crónica ajedrecística del evento, me dispongo a narrar a los lectores de ajedreznd la experiencia de mi viaje y sobretodo mi llegada a Evry.

Advierto que todo lo que viene a continuación es 100% real, no es un guión de cine ni nada parecido.

LLEGADA A PARIS:

Lunes 21 de Febrero, 8.00 de la mañana: llego a París después de 12 horas de tren. El viaje ha resultado algo pesado pero agradable, en coche cama y con un compañero de compartimento inglés que también juega al ajedrez. La primera ronda del torneo comienza hoy a las 2 de la tarde, así que (aparentemente) tengo tiempo más que suficiente para llegar, comer tranquilamente y jugar la partida, ya que Evry está a escasos 30 kilómetros de Paris.

Con la maleta en ristre, me dirijo al subway parisino (zona de metro y trenes de cercanías) en medio de un frío considerable (el año pasado estuve en Moscú en las mismas fechas y diría que hace el mismo frío). Una vez ahí, enseguida veo que voy a tener problemas para entenderme con los franceses (hablo inglés razonablemente bien, pero no sé articular una frase entera en francés, no paso de cuatro palabras sueltas tipo merci, bonjour, madame, monsieur, pardon y pocas más)

Empiezo a preguntar por un tren que me lleve a Evry en los puntos de información y taquillas y resulta que nadie sabe hablar inglés, pero es que además noto una falta total de interés en ayudarme porque me desgañito en hacerme entender sin ningún éxito.

Tengo una escena muy desagradable con una señora mayor en un punto de información. Le pregunto si habla inglés, ni siquiera me mira y me dice "français" Acto seguido empiezo el festival de intentos de hacerle entender que necesito que me indique que tren tomar para ir a Evry, palabra que por cierto, pruebo a pronunciar de todas las maneras imaginables, para asegurarme que la entiende, pero nada, se la enseño escrita en un papel y me ignora completamente. Su única reacción, es , sin dejar de mirar un papel que está leyendo, es ponerse a mover los brazos ostensiblemente y gritarme a pleno pulmón "¡¡anglais no, français!!

Bien, fase 1(taquillas y puntos de información) completada, pasemos a la fase 2, gente uniformada, agentes de seguridad, empleados de ferrocarriles y similares. Resultado similar a la fase 1, unos me hacen subir las escaleras que los otros me hacen bajar y no paro de dar vueltas y no hay manera de localizar mi tren, así que pasamos a la fase 3, preguntar a gente joven.

Sin duda la variante buena y con la que debí empezar, los jovenes saben algo de inglés y sobretodo parecen más predispuestos a ayudar. Por fin doy con la vía correcta, tres horas después de empezar la búsqueda, y aunque el tren tarda lo suyo en pasar, ya me siento salvado, porque aunque llegue con el tiempo un poco justo, llego seguro ( monto en el tren a las 11.43)

LLEGADA A EVRY:

Cuando quedan 3 paradas para mi destino, saco el móbil para llamar al organizador (que escribe un español muy correcto a juzgar por los mails que intercambiamos antes del torneo) para que tenga la certeza de que estoy a punto de llegar, y así de paso asegurarme de que me emparejen.

En Francia (no sé si en todos los torneos, pero al menos en este sí) hay que confirmar tu participación en el torneo media hora antes de que comience la partida de la primera ronda, en caso contrario no te emparejan (sistema que evita las partidas ganadas por incomparecencia en las primeras rondas, que a unos igual no les molestará pero a otros les puede fastidiar una norma, por ejemplo)

Pues bien, llamo y me sale un mensaje de que ese teléfono no existe. Que cosa más rara. Insisto un par de veces y lo mismo. Bueno, quizá lo apunté mal ( a pesar de que fui muy cuidadoso al hacerlo), pero no pasa nada, ahora es cuestión de localizar el hotel donde estamos alojados los jugadores titulados del torneo y una vez ahí el resto es cuestión de técnica.

Llego a la estación de tren, localizo el hotel (que está muy cerca, tal y como me dijo el organizador en un mail) y ya me estoy imaginando que entraré el hotel, lo encontraré lleno de ajedrecistas de los que conoceré a unos cuantos, encontraré al organizador por ahí y en recepción sabrán todo sobre el torneo...

Pues bien, entre esta imagen idílica de lo que pensaba que me encontraría y la realidad hay un abismo. El hotel está cerrado!! Si si, lo he dicho bien, el hotel está cerrado, sólo se puede entrar si eres cliente y escribes un código de 6 cifras (que te dan al reservar la habitación) en una especie de cajero automático, cosa que evidentemente no puedo hacer, porque quién ha hecho la reserva es el organizador y no hay manera de llamarle.

Vuelvo a hacer un par de llamadas más, incrédulo con lo que me está pasando.

Pregunto en la calle como se entra al hotel (en este momento aún no había leído unas indicaciones en la puerta explicando que el hotel tiene unos horarios de cierre de recepción, simplemente no me cabía en la cabeza que el hotel pudiera estar cerrado, y asumía que debía haber alguna otra manera de entrar)

El hombre al que pregunto me hace gestos con las manos y cara de asco, como si me quisiese decir "que me estás contando, déjame en paz" otro que pasa seguidamente se encoge de hombros y sigue su camino.

Ante tanta colaboración autóctona, subo unas escaleras que pienso que por su cercanía al hotel podrían conducir a alguna otra entrada al mismo. Lo hago cargado con la maleta (estoy deseando poder dejarla en algún sitio) y con todavía bastante fe (al fin y al cabo donde se ha visto un hotel al que no puedas entrar y en todo caso, porque no me había advertido el organizador, o mejor aún, porque no me había dado el número de la reserva en alguno de los mails que intercambiamos, para que pudiera entrar...)

Una vez arriba veo una zona peatonal con tiendas, peluquería, restaurantes, centros comerciales, pero ni rastro de entrada al hotel.

GRACIAS LLONGUERAS

Paro entonces en la peluquería, pensando que por su cercanía al hotel han de saber algo. Abro la puerta y me dirijo a un hombre que me recuerda mucho al famoso peluquero Luis Llongueras pero sin perilla; mientras le estoy preguntando si habla inglés me hace gestos nerviosamente con las manos de que entre del todo y cierre la puerta. Dudo un segundo porque al hacerlo dejo la maleta en la calle, pero pienso que ya sería demasiado peliculero que me la robasen.

Así pues entro y cierro la puerta, lo cual parece aliviar al Llongueras francés, aunque con el pestazo a laca que hace la peluquería un poco de ventilación tampoco le iba a venir tan mal (aunque también es cierto que hace un frío tremendo en la calle)

El caso es que tampoco el peluquero sabe hablar inglés pero hablándome en francés me hace entender que hay otro hotel de la misma compañía unas calles más adelante, lo cual me da algo de esperanza porque seguramente podré dejar la maleta y tal vez sepan algo del torneo (eso suponiendo que no esté cerrado también, claro!)

Me despido, bajo las escaleras y al pasar de nuevo por delante del hotel leo lo de los horarios y confirmo que hasta las 17 00 no abre la recepción. Sigo caminando en busca del segundo hotel gentileza del amigo peluquero.

Por el camino encuentro un amplio banco, y entre que estoy cansado de tanto andar arriba y abajo con la maleta y que todavía me queda probar un último recurso con el teléfono, decido sentarme, apunto el teléfono del organizador en un papel y empiezo la variante desesperada, a partir de ese número probar a añadir prefijos, quitar el primer número, el primero y el segundo, los tres primeros, el último, los dos últimos (cuando estás desesperado lo pruebas todo) y después de 30 intentos fallidos, de repente oigo que el teléfono hace señal de llamada ...

Inundado por el desánimo y la incredulidad, el no entender que está pasando, me da un vuelco el corazón, esa señal de llamada me suena como música celestial, por fin podré hablar con el organizador... miro el reloj y pienso que aún voy a poder jugar la partida. Se me hace eterna la espera y al fin una mujer descuelga....

Pregunto por el organizador y la mujer con un marcado acento andaluz me dice que me he equivocado... claro, a base de quitar números, acabo de llamar a un número español....

En fin, dejemos estar el teléfono y vayamos al hotel, que efectivamente está tres travesías más arriba.

La primera buena noticia del dia es que este hotel sí que está abierto y la segunda que la recepcionista habla inglés.

Le cuento toda la historia y me mira confundida. Me la hace repetir otra vez, el otro hotel cerrado, el torneo de ajedrez, mi necesidad de contactar con el organizador... es evidente que no sabe nada de ningún torneo. Le pido si puedo dejar la maleta y que si me puede indicar algun sitio donde pueda conectarme a internet (ya que no puedo contactar por teléfono no me queda otra que hacerlo por correo electrónico)

La chica parece que sigue sin entender nada, pero accede a que deje mi equipaje, y me indica un cibercafé cercano.

BENDITO INTERNET

Y allí me dirijo, me conecto a internet (que por cierto deben considerarlo un articulo de lujo, porque lo cobran cinco veces más caro que en un cibercafe de Barcelona,) busco la página del club de ajedrez y en ella el teléfono del organizador. Para mi sorpresa resulta que sí que lo había apuntado bien, lo compruebo una y otra vez, y vuelvo a llamar sin éxito. Pienso que tal vez ha perdido el móbil o se lo han robado, y lo ha anulado, quién sabe...

Buscando por la página, encuentro otro teléfono, el del club de ajedrez, llamo ahí también, pero lo mismo, el teléfono no existe.

Bien, olvidemos definitivamente el teléfono. Le envío un mail SOS al organizador, dándole mi teléfono y la dirección del cibercafé, al fin y al cabo es un pueblo relativamente pequeño y si lee el mensaje seguro que puede plantarse a buscarme en un momento. Me cuesta Dios y ayuda que la encargada me apunte la dirección en un papel ( tampoco habla inglés, como el agudo lector habrá adivinado)

Busco en la página alguna dirección y encuentro la del club de ajedrez. Sin la seguridad de que se juegue el torneo allí pero pensando que en caso negativo, encontraré a alguien que me podrá indicar donde es, apunto la dirección en un papel para enseñarselo al taxista y plantarme ahí. (a estas alturas del día ya tengo claro que en Francia es infinitamente mejor ir con papeles escritos en francés que hablando en inglés)

El organizador no llama ni aparece por el cibercafé, y queda una hora para la partida (media para certificar que has llegado y que te emparejen.) Pago y me voy a una estación de taxis cercana.

LA PARADA DE TAXIS

El frío continúa pero con la dirección del club en la mano me dispongo a esperar en la parada de taxis. Hay dos personas delante de mío y los taxis no llegan...

No sé como lo tienen montado en este pueblo pero empiezo a esperar en la cola y dos horas después solo han llegado dos taxis. El pueblo tampoco es tan pequeño y el ritmo de un taxi por hora no me parece lo más normal. Al segundo taxi, aunque no me tocaba a mi le enseño el papel con la dirección y me dice que no le suena de nada, ante mi sorpresa...

Durante la larga espera le enseño también la dirección al conductor de un autobús que pasaba por ahí y me dice lo mismo, que tampoco le suena de nada. La dirección ha de estar bien, la acabo de copiar de su página en internet.... Mi cara debe ser un poema.

De todos modos me propongo seguir en la cola y no desistir, para eso siempre estoy a tiempo

Mientras sigo esperando un taxi ( ya sin muchas esperanzas de que este sí que conozca la dirección) me hago un resumen mental de la situación. Vamos a ver, estoy en un torneo en el extranjero, el teléfono del organizador no existe, la dirección del club de ajedrez no la conoce nadie, y lo único que sí que existe es el hotel pero está cerrado... ¿qué demonios estoy haciendo yo aquí? Y mientras le doy vueltas a estos pensamientos, para darle un toque dramático-peliculero, se pone a nevar, lo que faltaba...

Finalmente, cuando aparte de estar cansado de esperar, ya sé seguro que he perdido por incomparecencia, decido retirarme, y justo entonces (si es que parecía todo el argumento de una película) aparece un taxi, me pongo a correr detrás de el antes de que me lo pillen unos que han llegado despés de mi, le enseño el papel y como era de esperar tampoco le suena la dirección.

Ahora sí que me retiro, fracasado el plan A (tratar por todos los medios de llegar a tiempo a la partida) pasamos al plan B (dar la partida por perdida pero contactar como sea con el organizador.) Paso por delante del hotel donde me están guardando las maletas pero veo que es tres veces más caro que el otro así que decido hacer tiempo en el cibercafé (al menos estaré calentito, cosa de agradecer porque sigue nevando ) hasta que abran el hotel.

En el ciber, compruebo que el organizador no ha contestado a mis mensajes y le envío otro explicandole mi situación y pidiéndole el código para poder entrar al hotel (dando por hecho que la reserva estaría hecha)

Finalmente se hace la hora de que el hotel abra.

Voy a recoger las bolsas en el segundo hotel y por el camino pienso que ahora solo me faltaría que me hubieran robado (estoy un poco catastrofista pero es la típica situación en que no puedes evitar plantearte ¿bueno, y ahora que más puede pasarme? )

Afortunadamente no es así , recojo las bolsas tal cual las dejé y me planto en el hotel "del torneo" que efectivamente ya ha abierto.

En recepción me atiende un chico de color que habla inglés (a dios gracias) y al que le explico la situación.

TORNEO FANTASMA

Me vuelvo a quedar de todos los colores cuando me dice que no le suena de nada un torneo de ajedrez, que no hay ninguna reserva a nombre mío ni del organizador ni del club de ajedrez. Llama a otros hoteles de la cadena y tampoco saben nada. Consulta el ordenador y unos archivos y nada. La máxima esperanza me la da al decirme que ayer llegaron unos cuantos clientes. Pienso que tal vez serán los jugadores titulados del torneo y le pido que me diga los nombres para estar seguro de que son ajedrecistas, pero me dice que no los tiene (seguro que los tiene pero por el tema de la política de privacidad de los hoteles supongo que no me los puede dar)

O sea que no existe el organizador, no existe el club de ajedrez y empiezo a dudar que exista el torneo.

Estoy cansado y por más que le doy vueltas no entiendo nada, así que decido reservar esa noche en el hotel (en algún lado tendré que dormir) y cuando ya tengo la habitación vuelvo de nuevo al cibercafé y le envío el enésimo mensaje de socorro al organizador, dándole la dirección del hotel , el teléfono y el número de la habitación y recalcándole que por favor contacte conmigo que yo no puedo contactar con el.

Con la sensación de que ya no puedo hacer más, y que ahora sólo puedo esperar , me retiro a la habitación, me tumbo en la cama y le doy vueltas a la cabeza a lo que me ha pasado. Hasta se me pasa por la cabeza que sea un torneo fantasma, que simplemente no existe y como diria el conocido mago mentalista Anthony Blake todo lo que ha pasado ha sido fruto de mi imaginación ;-)

Decido que si a la mañana siguiente el organizador no da señales de vida, cojo el primer avión para Barcelona y me largo de ahí.

Esa misma noche empiezo a hacerme un borrador de toda la historia, pero me falta papel para tanto texto.

De repente suena el teléfono y es... el organizador! Desde el mismo teléfono que mi teléfono móbil me decía que no existía! No me entra en la cabeza que yo no le pueda llamar a el y en cambio el a mi si, pero es evidente que es así!

Estoy hablando un buen rato con el (habla un buen castellano) ,acaba de leer mis mails justo ahora,al llegar a casa después de la ronda. Se disculpa, dice que no entiende lo que ha pasado, que a unos amigos suyos italianos les pasó lo mismo del móbil...que a ultima hora hubo menos titulados que alojar y los pusieron en otro hotel, que la dirección del club está en el viejo Evry y que tal vez los taxistas sólo dominan la parte nueva, y que no me preocupe que mañana a primera hora me viene a recoger al hotel y me lleva a la sala de juego.

Evidentemente no he sido ni emparejado en la primera ronda pero algún amaño harán los arbitros para reintroducirme a partir de la segunda. Empiezo con una ronda menos pero al menos jugo el torneo que para eso me he pegado el viaje.

Me voy a dormir aliviado pensando en positivo, al fin y al cabo solo vengo al torneo a rodarme , recuperar la forma, ganar elo y esas cosas, empezar con un punto menos no es tan importante, y tenía más que asumido que suponiendo que el torneo realmente existiera y suponiendo que pudiera jugarlo, sería con la ronda menos. También pienso que he pagado la novatada del usuario de móbil novel, está claro que antes de viajar al extranjero hay que pasar por la tienda para que te expliquen que hay que hacer para poder usarlo.

NO SE VAYAN TODAVÍA, AÚN HAY MÁS

Al dia siguiente toca ronda doble, mañana y tarde. Terminada la partida de la tarde, un miembro de la organización ( que hablaba un poco de inglés) me acompaña al hotel en coche ( detalle que se agradece, ya que el hotel está lejos de la sala de juego por no hablar del frío que hace en la calle) , al despedirnos en el hotel quedamos en que la ronda es como hoy, a las 16.00 y que por tanto me recoge a las 15.45 en la puerta.

Bueno, eso es lo que entendí yo, claro, pero entre que yo no hablo francés y que el no era muy fluido con el inglés, debió entenderme mal y resultó que la ronda empezaba dos horas antes. A las 13.45 había llegado el hombre al hotel, cuando yo estaba en la cama (despues del apocalíptico día de la llegada y la ronda doble estaba muy cansado) y no había podido contactar conmigo porque el hotel estaba cerrado ( algo que cada vez que lo escribo me suena más raro) y para mayor desgracia yo había apagado el móbil (lo volví a encender a las 15.30, media hora antes de "mi" ronda, por si acaso me llamaba diciendo que no podía venir a recogerme o cualquier desgracia que pudiera suceder )

A eso de las 15.45 recibo una llamada, imagino que será para confirmar que vienen a recogerme y cuando me dicen que la ronda era a las 14.00 me quiero morir. De momento este era el primer torneo en mi vida en el que pierdo una partida por incomparecencia, pero podía asumirlo como una conjuncion de infortunios, pero perder dos partidas por incomparecencia en el mismo torneo sin tener ninguna culpa, ya no puede ser.

Me dice el organizador que ahora envía un coche a recogerme y por el camino ya tengo claro que el me dirá que lo siente que ha sido un fallo humano o algo así, y yo ya tengo claro que le diré que muy bien pero que también es humano que me retire del torneo dadas las circunstancias.

El caso es que llego a la sala de juego y me encuentro al arbitro en la puerta

Me cuenta que mi adversario quiere jugar porque aspira a norma de GM, pero que tendrá que ser con el tiempo que marca mi reloj después de que pasada la primera hora el arbitro lo parase, concretamente marca 28 minutos. A todo esto no veo al organizador por ninguna parte, me hubiera gustado hablar con el pero casi mejor no hacerlo.

El caso es que me siento, respiro hondo, me relajo y empiezo a jugar una partida con negras con una hora menos y contra un MI que busca normas de GM. El caso es que parece que me crezco ante las adversidades, porque gano la partida y lo que hubiera podido ser un drama se convierte en una anécdota. Por supuesto que tengo que estar muy agradecido a mi rival por querer jugar, el podía haberse quedado con el punto y sintiéndolo mucho el torneo se hubiera quedado sin un jugador.

En las rondas siguientes la cosa se desarrolla con normalidad y sin mayores sobresaltos, hasta que en la octava ronda está a punto de pasarme otra anécdota divertida.

Resulta que me pongo a analizar con mi rival en la sala de análisis, los dos muy enfrascados y enganchados con la posición, y de repente oigo un ruido a lo lejos como de una puerta que se cierra, y pienso "ahora solo falta que me dejen encerrado" y efectivamente, salgo y veo que la ronda ha terminado, está toda la sala a oscuras, no queda nadie dentro y acaban de cerrar la puerta.

Más tarde y ya de vuelta en Barcelona, mi compañero de club Alfonso Jerez hizo una interpretación notable de la situación, con su habitual y fino humor: los organizadores pensaron "este Narciso es especialista en no llegar a las rondas, así que vamos a dejarle encerrado en la sala de juego y así llega seguro" ;-)

El caso es que, después del susto inicial, conseguimos abrir la puerta, salir a la calle y enganchar al organizador, que me llevó al hotel en coche.

La parte puramente ajedrecística del torneo terminó bien, quedé tercero y subí elo, y la experiencia en sí, a pesar de que tuvos sus momentos dramáticos, la considero muy positiva, entre otras cosas, gracias a ella se me ha desarrollado un sexto sentido de anticipación a las desgracias que hasta ahora tenía dormido.

A los sufridos lectores que hayan llegado hasta aquí sólo puedo felicitarles por su paciencia, y esperar que se hayan divertido con el relato. Al señor Almodovar decirle que si está interesado en adaptar el guión para una película no dude en contactar conmigo ;-)

Marc Narciso.

Marc: Vaya Odisea! Solo decirte que justo en Evry vive mi hermana con su familia y que si vuelves el año próximo, no dudes en pedirnos antes del viaje sus datos o su teléfono a mi o a mi hermano Enric; no fuera caso que en ese momento tuvieras algún otro problema. Conocemos bastante dicha ciudad y sabemos perfectamente que es necesario hablar algo de francés allí (bueno y en buena parte de la geografía francesa. Es lógico). Paradójicamente alcalde de Evry es nacido en Barcelona (no se si habrá habido cambio en el ayuntamiento en los dos últimos años, y tal vez ahora sea otra persona).

En fin. Un abrazo.

Ferran Garcia Garrido.

Marc, primero felicitarte por el tercer puesto ya que tiene mucho merito dadas las circunstancias en que se desarrolló, cuesta creer que estas cosas pasen pero la vida es así, no la hemos inventado nosotros.

Por otra parte decirte que hace muchos años de juvenil vamos, fui a jugar en varias ocasiones a un pueblo del sur de Francia llamado Alès, que no Arles, te diré que el chovinismo de los franceses llega a tal extremo que se pirran por ayudar (no se puede generalizar ya sabemos que habrá de todo, pero en otros países tratan mejor al extranjero), yo hablo bastante bien el inglés y francés y aún así para encontrar el hotel y la sala de juego fue un autentico drama, menos mal que llegamos con tiempo.

La paradoja es que la mayor parte de la organización menos el alcalde del pueblo así como el árbitro principal y los auxiliares que eran de Francia todos los demás eran españoles, manda narices.

Bueno pues nada, anécdotas que contar algún día a nuestros nietos.

Manel García

 

 

 

 

 

  


 

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