Padres severos
“No te da vergüenza perder contra un 1700? Esto es hacer el payaso!!”.
Estas palabras, acompañadas de abundantes lágrimas de la pequeña joven, fueron
más o menos lo que oí mientras daba un paseo en los alrededores del lugar de
juego, descansando de la ronda anterior.
La verdad es que no soy nadie por entrometerme ya que no conozco las razones
detalladas del porqué el padre regañó a su hija, y querría ser prudente ante
alguna mala interpretación por mi parte. Pero al margen de esto, estoy harto de
ver similares hechos en los torneos escolares, y aún más, he conocido casos que
dejaron el ajedrez cuando tuvieron cierta independencia a causa de la presión
familiar. En cambio, es posible que si a Vallejo (no tengo constancia pero por
poner un ejemplo extremo) no le hubiesen presionado de pequeño, ahora no hubiera
llegado donde está ahora.
Pero me pregunto: ¿con qué derecho tiene un padre regañar severamente a un hijo
por haber perdido una partida de ajedrez?. No estamos hablando de una travesura
ni de malas notas en el colegio, si no que estamos hablando de “AJEDREZ”, una
afición, quizás una pasión, a un juego/deporte que amamos. Y si quieres ser un
profesional del ajedrez debería ser opción de uno mismo cuando se está
capacitado para tomar decisiones importantes, de la misma manera que el querer
ser albañil o abogado. Un padre debería educarlo para ser alguien en la vida y
formarlo como persona, no para que sea como él le gustaría que fuera. En
“AJEDREZ” creo que el objetivo de su éxito es enseñar a amarlo y a disfrutarlo.
Seguramente que si Vallejo está donde está es porque sobretodo ama y disfruta
del ajedrez, y no por si recibió o no duras broncas en su formación.
Estoy seguro que todos los padres tienen sus virtudes y sus defectos, y por
tanto no pretendo criticar a los que, con toda su buena fe, hayan intentado
forzar a sus chavales en realizar sus propios sueños, si no que se replantee
este hecho. Que lo tenga en cuenta y decida que es lo mejor para sus hijos.
Anécdota aparte y como contrapunto, durante el mismo torneo oí cómo un gran
jugador latino comentaba que todos los trofeos que ganaba se los enviaba a su
madre porque le hacía mucha ilusión y que ella los recibía con gran devoción.
Creo que sobran las palabras.
Albert Sánchez Niubò
"El padre sabio es
aquel que se da cuenta de que sus hijos tienen su propia serie de identidades y
que algunas veces éstas difieren de las de papá y mamá. Y el mismo padre sabio
tiene que conciliar ambas" (Kayhyn Whitfill, presidenta de la Asociación
Nacional de Padres de Familia de EE.UU.) Esta frase la encontré dentro de un
artículo muy interesante llamado "DE CADA PADRE UN ENTRENADOR" (http://www.laplaza.org.ar/colabora/huertas/papaEntr.htm).
Recomiendo que se lo lean.
Por lo que comenta Joan, éste es un tema delicado y a veces, aunque por
desgracia sea verdad, utilizar la expresión "padres que utilizan a sus hijos
como si fueran caballos de carreras" puede molestar bastante y por tanto,
cerrarse en banda. Creo que lo óptimo es sensibilizar de alguna manera para que
se recapacite el propio comportamiento.
Si algun día hago algo no muy correcto sin darme cuenta, espero que alguien me
lo insinue. Y es que al fin y al cabo "Errare Humanum Est".
Esperemos que almenos el padre en cuestión recapacite y sea sabio, tal como dice
la frase del principio.
Albert Sánchez Niubò