La popularización del ajedrez

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Si en Europa se realizan campañas de promoción del ajedrez, con más razón deberían realizarse en la Argentina, donde la presencia del ajedrez en los medios es casi nula.

Sabemos que el ajedrez contribuye al ?desarrollo de las capacidades mentales y las dotes estratégicas y de innovación?, pero esos atributos en la Argentina parecen no haber servido para poner en movimiento ideas positivas en favor del ajedrez.

Cuando le preguntamos a los dirigentes cuáles son las razones por las cuales el ajedrez tiene hoy una menor difusión por los distintos medios que hace 60 años y nula en la televisión, la respuesta es casi unánime:

?Sin plata no se puede hacer nada en la televisión...?

No negamos que sea parcialmente cierto, pero... ¿qué hacemos para interesar a los empresarios que actualmente patrocinan en la TV por cable juegos como el póker, otros muy tontos y deportes que no cuentan con adeptos en el país?

¿Se nos ha ocurrido alguna vez proponer a las firmas más importantes cursos de ajedrez a cambio del patrocinio de programas de ajedrez? o ¿enviamos regularmente noticias de ajedrez a los noticieros de radio y televisión?

Recuerdo, perdonen que lo cuente una vez más, que en los años 40 la firma Geniol publicaba importantes avisos en diarios y revistas en los que aparecía Grau (o Guimard) frente a un tablero diciendo: ?yo también lo tomo?.
 

Se me ocurre que los lectores de Nuestro Círculo piensan como yo en esta materia. Por eso me animo a pedirles que nos transmitan ideas originales sobre cómo se debería actuar (estrategia y táctica) para revertir la actual situación del ajedrez argentino en los medios.

La respuesta de Joan Canal:

Estimado amigo,
 

Leí con sumo interés su reflexión a raíz de un escrito del amigo Frank Mayer
 

¿Sabe cuáles son los deportes más publicitados por las televisiones españolas (tanto públicas como privadas)? Pues son, aparte del inevitable fútbol, el automovilismo, el motociclismo, el golf, la vela, el esquí, el tenis... ¿Qué tienen en común? Efectivamente, que cuesta mucho dinero practicarlos. Requieren una gran inversión y, como se suele decir, "crean riqueza y generan puestos de trabajo", lo cual también se podría hacer extensivo a los videojuegos tan denostados por Frank.
 

El gran problema del ajedrez es que es ridículamente barato de practicar. Con un simple tablero y unas piezas de plástico nos podemos pasar horas en cualquier lugar (no hace falta subir a un barco, ni viajar a las montañas, ni acceder a un estadio...). Si mucha más gente jugara al ajedrez sería la ruina del sistema capitalista.

Por eso, la manera de que los medios de comunicación se interesen por el ajedrez es encarecerlo. Hoy mismo he visto en el noticiero de la televisión de Cataluña una pequeña información sobre ajedrez ¿Por qué? Porque las partidas se jugaban con enormes piezas hechas de hielo. Si hubieran sido de oro y platino macizos, la información habría durado un minuto en lugar de medio.

Hay que prohibir el plástico. ¡Que vulgaridad! Tablero y piezas de maderas nobles obligatorios. Apuestas en cada partida, digamos mínimo 100 dólares ¿Por qué, si no, algo tan estúpido y simple como el póquer se lleva más publicidad? Por el dinero.

Otras opciones: obligar a jugar los torneos en teatros de la ópera, o a bordo de aviones intercontinentales o en islas desiertas paradisíacas a las que cueste una fortuna llegar. Seguro que a todas las televisiones les encantaría...

Es por eso que, como simple ajedrecista que no se gana la vida con ello, prefiero mil veces que el ajedrez no se promocione ni popularice, jugar con aficionados y poder pasar horas ante un tablero sin dinero de por medio. Un juego milenario no requiere de patrocinadores milagrosos ni puestas en escena circenses. Que juegue a ajedrez quien quiera hacerlo.

Un cordial saludo: Joan Canal, Barcelona

El comentario de Josep Arias:

Muy interesantes las reflexiones de Joan Canal, a las que cabría añadir una observación histórica. Durante el siglo XIX el ajedrez gozó de un cierto prestigio social en Europa, , porque, aunque el material de juego pueda ser barato, puede ser también tan lujoso como se quiera y, sobre todo, porque se jugaba en selectos clubes, a los que sólo tenía acceso la alta burguesía. Así, el que en la Edad Media había sido 'juego de reyes, pasó a ser un juego eminentemente burgués, digamos, 'de derechas'. Pienso sobre todo en el Reino Unido, y Alemania. Es posible que en Francia y en los países de la órbita cultural francesa (como lo eran entonces Cataluña y España) ocurriese algo semejante, pero con un matiz. Los practicantes del ajedrez, no solían pertenecer a la alta burguesía sino a la pequeña burguesía, las profesiones liberales y la intelectualidad. Digamos que era un juego 'liberal'

Pero en el primer tercio del siglo XX se produce un acontecimiento decisivo. Con la Revolución Rusa, los soviéticas asumen la hegemonía ajedrecística como signo de hegemonía cultural. El formidable desarrollo del ajedrez soviético entre las clase trabajadoras ponía en peligro uno de los grandes mitos sobre los que se sustentaba la cultura burguesa: el de que la hegemonía económica era fruto de la superioridad natural de la clase burguesa y no de la explotación basada en el dominio de los resortes del poder y de la fuerza. De aquí el abandono del ajedrez por las clases burguesas de la Europa Occidental.

Por otra parte, la posibilidad de medir la fuerza ajedrecística (el Elo), y el hecho de que el resultado de estas mediciones reflejaba la existencia de una gran número de jugadores con fuerza análoga acababa con otro de los mitos de la cultura pequeño burguesa: el elitismo 9ntelectual, la creencia en el 'genio' dotado de una superioridad genética. Por el contrario, venía a ponerse de manifiesto que las diferencias entre los individuos no son genéticas sino fruto del desarrollo cultural y del trabajo.

Y este es el motivo, en mi opinión, por una parte de la democratización del colectivo de ajedrecistas; y, por otra parte, del desprestigio del ajedrez en los países que, como España, siguen adorando el becerro de oro.

Insisto en que mis observaciones no pretenden contradecir las de Joan Canal, sino confirmarlas.

Vale,

Josep Arias Velasco, Barcelona

Quisiera añadir una pequeña reflexión a los comentarios anteriores. Desde el momento que el ajedrez llegó a hacerse popular, hasta el punto que cualquier persona puede practicarlo, deja de interesar en parte por una clase social alta. En otros deportes, después de una derrota, siempre queda el refrán "Mas vale maña que fuerza", y en el ajedrez la derrota mental es la que más duele. Es por eso que existen ciertos deportes como la vela, el golf, el polo y otros, para poderse relacionar cierto nivel . Si en gran parte de las cosas de cada dia, urbanizaciones para vivir, colegios, y otros hay marcada una diferencia, como no va a ocurrir en el ajedrez, que es la vida en un tablero.

Conocen alguna persona de alto poder adquisitivo que juegue al ajedrez y no le importe perder una partida con un "peón" o con un niño de 10 ó 12 años?

Ramon Monfà Solé

Hola amigos,

Me ha parecido interesante y fundamentada la teoría de José Arias en este debate.

Sólo añadir que mientras que , por un lado (la base), el ajedrez no se introduzca como asignatura en los colegios y,

por otro (la élite), no se consigan patrocinadores potentes y la presencia habitual de los medios, será difícil el “gran salto adelante”

del ajedrez en España.

Saludos,

JULIO FERNÁNDEZ.