Tenia que pasar

Ronda 8 del torneo sub-2000 del Hotel Bali, mesa nº 2, se enfrentan el valenciano Cesar Mataix y el francés Amaury Marceau. La partida transcurre por cauces normales cuando suena un móvil en la sala. Un arbitro se acerca a la mesa dos y le dice a Cesar Mataix que le está sonando el móvil. El jugador se gira sorprendido y le muestra su móvil perfectamente apagado que lleva en el cinto, el arbitro le dice que está sonando un móvil en la chaqueta que tiene colgada en su silla, a lo que Cesar responde que no tiene ningún otro móvil, mete la mano en la chaqueta y saca un móvil que no es suyo.

El árbitro principal  examina el móvil y ve que el móvil es francés, automáticamente da la partida por perdida al francés, y lo expulsa del torneo.

Ante las reclamaciones del jugador francés, se abre una investigación y se consigue saber de quien es el móvil. Es de un joven francés que no está jugando el torneo y que primero manifiesta no conocer al jugador francés, aunque cosa curiosa, tiene su nombre en la agenda del móvil

Lo que algunos han pensado en broma, ponerle a nuestro rival un móvil y llamarlo, alguno lo han puesto en marcha en serio, ¿que será lo próximo?, ¿qué hubiera pasado si el móvil hubiese sido español?.

pd. Al final al jugador francés se le dejó jugar la última ronda por no tener la certeza de estar al tanto de la jugada de su amigo. Esta ultima ronda la disputaron los diez primeros tableros con medidas de seguridad extremas.

 

 Tenía que pasar (Editorial)

Aunque la narración de los hechos ( surrealistas ) de los que se habla en la Editorial es bastante clara, hay todavía algún punto oscuro que no se entiende; así:
 
  - Al "joven francés", que al parecer no es jugador del Torneo, se presupone que se le expulsa de la sala, al ser el causante del "desaguisado" hacia su compatriota. ¿ Fue realmente así ?. Normalmente en las salas de ajedrez ( como en las bibliotecas ) reina un clima de silencio - además del cartel que suele indicarlo -, y cualquier incidente se salda con la expulsión de la misma del causante.
 
 - ¿ Porqué no se dejó continuar la partida de esa ronda 8 al jugador francés si se demostró que el sonido y la propiedad del móvil no era suyo, ni al parecer estaba al tanto de la "broma", y en cambio se le deje jugar en la siguiente y última cuando ya se sabía que él no había tenido nada que ver ?
 
 - La frase " ¿qué hubiese pasado si el móvil hubiese sido español? " no la entiendo. Aquí se juzga un hecho, y no veo que el incidente lo hubiese hecho un jugador de una nacionalidad determinada u otra tenga relevancia alguna.
 
- La duda detectivesca final ( a lo Agatha Christie ) que nos quedará a todos es saber si ese "joven francés" conocía realmente a su compatriota, y si su conducta fue una broma ... o se hizo con premeditación y conocimiento tácito del jugador con la nada loable intención de hacer perder la partida al jugador español ( lo que por otra parte es de una ingenuidad infantil porque, como se vio, sólo hacía falta tirar del hilo para llegar a la verdad ).
 
En todo caso, divertimentos extrajedrecísticos no faltan últimamente en nuestro deporte, la verdad.

Alejandro Melchor

 

                     “Tenía que pasar”

 

Comentario al Editorial

Estimados amigos de ajedrez,

el  mundo está podrido.

Después del “Water”-gate, teníamos el “ordenador- bolsillo”-gate, el “lavabo”-gate, ahora el “móvil”-gate. Pronto tendremos “el acoso”-gate, “comportamiento”-gate, el “vestido”-gate, el “arma”-gate y una larga lista de acciones vetadas según las reglamentaciones para jugar al ajedrez en torneos.

Si se seguirá creando – quizás necesariamente - nuevas normas “para adaptarse a las circunstancias”, pronto tendremos que pasar todos “por el arco de control de seguridad” antes de entrar en las salas de juego.

Siempre existirán unos picarescos que se aprovecharan de aquella famosa frase que dice:

“ ¡Hecha la ley, hecha la trampa!”

Saludos amistosos Frank Mayer, Sitges

Amigo Alejandro

La verdad se conoció cuando  cuando la ronda ya terminaba, el arbitro tuvo que tomar la decisión en función de lo que el pensó que estaba pasando, creo que acertó de lleno. Que fuese francés portugués o alemán, solo sirve para que si el móvil es de la nacionalidad del rival del que le suena, es un indicio razonable para pensar que algún compatriota lo esta ayudando.

Por eso la pregunta de que hubiese pasado si el móvil hubiese sido español. Al pobre jugador le hubiese costado un mundo demostrar que no era suyo.

Realmente el que lo hizo, no demostró tener muchas luces, porque el engaño era tan burdo que costó hora y media llegar a conocer la verdad y lo único que consiguió fue perjudicar a su amigo.

El jugador negó conocer a quien puso el móvil hasta que se demostró que su nombre estaba en la agenda del móvil, entonces cambio la versión y dijo que  lo había conocido en el Bali, mentir al arbitro es otro indicio de que no tenía la conciencia tranquila.

Espero haber aclarado tus dudas.

Toni Ayza

Creo que lo que ha pasado en Benidorm no es más que la prueba de lo absurdas que son algunas nuevas reglamentaciones.  La que se refiere a los móviles yo encuentro excesivo que se dé por perdida una partida o lo que es lo mismo, que el árbitro tenga que tomar una decisión drástica al primer sonido de un móvil. Creo que lo lógico es, igual que se viene haciendo ahora antes del comienzo de cada ronda, que el árbitro recuerde que los móviles deben de estar apagados, y en caso de que suene alguno apercibir a su dueño, algo así como tarjeta amarilla, una segunda vez si que ya sería cuestión de sacar tarjeta roja. No se daría ni el caso de Benidorm, ya que sería estúpido intentar esa triquiñuela ni los casos lamentables que se ven de vez en cuando en los torneos de pérdidas de partidas en la jugada 2 o 3 o en posiciones completamente ganadas. Cuando entre en vigor la nueva normativa sobre estar a la hora en la mesa, en Benidorm, amigos de jugadores, con aspecto “portero de discoteca” harán mil y una cosas para retrasar al contrincante, ¿por un premio de 4500 euros quien no se va a jugar una noche en comisaria? La cuestión, al menos para mí, es ¿hasta qué punto hay que seguir las normas que son de por si absurdas? ¿Por qué no puede una federación “limar” algunas directrices sin que pierda el torneo el carácter de computable para la FIDE?

 

Un saludo a todos

Fernando Rodriguez

 

 

 

  


 

 

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